Mariana Vásquez Hirsch

Psicóloga, astróloga y coach espiritual. Autora de dos libros y creadora de la membresía del Círculo de astromanifestación. Su misión es ayudar a personas a recordar su poder interno y desde ahí vivir una vida alineada con su potencial.

5 PASOS PARA EMPODERARTE DESDE LA VULNERABILIDAD

 

“La intención y el resultado de la vulnerabilidad son la búsqueda de confianza, intimidad y conexión” – Brene Brown

  Una de las cosas más geniales que sucede cuando viajo sola es la experiencia de recopilar las historias de las personas que voy conociendo en el camino. Es casi como si el Universo hubiese decidido por mi un itinerario de experiencias (con temas y específicos y todo), las que voy a vivir fuera de mi zona conocida. Las historias que quiero compartirte en esta oportunidad se tratan de los tesoros que encierra la vulnerabilidad humana, y hago la introducción con ellas para luego darte 5 tips esenciales para empoderarte desde tus espacios más frágiles.

HISTORIA 1: EL RETORNANTE DE SATURNO

Aunque mi viaje fue de llanera solitaria, en este momento tengo la bendición de tener varios amigos viviendo en Europa. Gracias a eso es que cuando llegué a Paris me alojé con mi mejor amigo de la vida: un Virgo bien Virgo (de sol y ascendente). Mi amigo está, justamente, atravesando el periodo más crítico de su retorno de Saturno, el que -como sabes si leíste este artículo- es una fase de crecimiento acelerada. Como no te quiero contar las intimidades de él, voy a recordarte algo muy básico sobre las personas Virgo: tienden a ser extremadamente racionales. A pesar de ser sensibles, piensan sus emociones en lugar de sentirlas. Mi amigo vivió así durante toda su vida, manteniendo en lo posible la templanza “cero dramas” típica de este signo, pero en los últimos meses la vida (o, mejor dicho, Saturno) lo ha sorprendido. Ha conocido a alguien que lo está retando a experimentar sus emociones difíciles de forma diferente. La resistencia a sentir sin juzgarse y el reto de aceptar su vulnerabilidad es lo primero de lo que ha tenido que encargarse mi querido virginiano. Seguro tú sabes la historia: es el clásico caso de que estás saliendo con alguien de forma casual y de pronto comienzas a sentir “demás”. El problema es que como no sabes si la otra persona está en la misma página, la vulnerabilidad comienza a hacerse cada vez más presente, los pensamientos cada vez más frecuentes y las emociones cada vez más “montaña rusa”. ¿Hablar o no hablar? ¿Evadir o confrontar? ¿Decirle lo que sientes o quedarte en silencio hasta que se te pase? Más allá de la decisión que se tome, el saber procesar nuestras emociones se hace esencial cuando pasamos por esos estados a los que, de forma un poco burlona, solemos llamar “intensidad”. Después de enseñarle la técnica del Tapping y el poder de aceptar sus emociones sin tratar de controlarlas, mi amigo decidió no juzgarse más y sentir cada momento de su proceso como si fuese una experiencia única. La verdad que no le fue fácil pero, gracias a eso, él y yo tuvimos los días más bonitos de nuestra amistad. Es como si algo se hubiese abierto en él, y al dejarse sentir, también se estaba dejando más ser. “Lo que te rompe, te abre”, pensaba para mi misma mientras lo veía florecer. Lo que me lleva a nuestra siguiente historia.

 

HISTORIA 2: LA HOLANDESA

Dejemos congelada la historia de mi bestie un momento y déjame llevarte a otra realidad, totalmente distinta. La protagonista es Katie, una joven de 18 años, lesbiana y en rehabilitación por depresión crónica. Conocí a Katie y a su amiga Abby una tarde en París, saliendo de mi tour en la torre Eiffel. Andaba buscando un buen samaritano que me presté un cargador de iPhone. El mío estaba en las últimas (y sin Google Maps me quedaba a vivir en el Campo de Marte). Le pregunté como a tres personas, sin tener respuesta positiva, hasta que di con Katie y Abby, quien amablemente me prestó su cargador portátil. Mientras el aparato hacía lo suyo comenzamos a conversar y así como una cosa lleva a la otra, llegamos a la clásica pregunta de “¿Qué haces en la vida? ¿Trabajas o estudias?”. Ante la cuestión noté que Katy se puso un poco nerviosa, con una sonrisa le dije que no se preocupe, que si es privado no teníamos que hablar de eso. Las dos se miraron con complicidad, como tratando de decidir telepáticamente si abrirse o no, hasta que Katy habló : “Estoy en terapia en este momento”. “Nos conocimos en terapia”, agregó Abby. Cuando les dije que yo era terapeuta se sintió como un baldazo de alivio, se rompió el hielo. Aunque Abby también había estado en terapia, ya había mejorado notablemente y era la “acompañante” de Katy, quien sí seguía en rehabilitación a tiempo completo. Al saber esto, le dije con mucha honestidad : “¡Ajá! felicidades, entonces en este momento estás en el trabajo más importante de tu vida”. Me miró incrédula. Le conté que a los 18 años yo también había estado en un centro de rehabilitación, que en ese entonces yo también era la más joven del grupo y que aunque en ese momento yo sentía que me estaba “quedando atrás” respecto a mis pares que estaban avanzando en sus carreras en la universidad, si no hubiese sido por esa fase jamás hubiese obtenido la confianza de ser una emprendedora en mi rubro y de viajar por el mundo sola. A Katy se le hicieron agua los ojitos: “Es exactamente como me siento, como si me estuviese quedando atrás, pero algo en mi, como una voz muy adentro, me dice que no es cierto”. “No es cierto”, le dije. “Hay personas que recién empiezan con el trabajo interno que tú estás haciendo, en sus treinta o cuarenta, y después de haber “logrado” mucho externamente se dan cuenta que han logrado muy poco. Tú estás adelantándote en algo mucho más importante que una carrera profesional, estás adelantándote en la materia más importante de tu vida: la de ser tu mejor versión”. Hablamos un poco más en lo que se sintió como un encuentro de almas gemelas. Las tres ahí, frente a la torre Eiffel, hablando del significado de la vida y el propósito del dolor. Debo reconocer que sentí una conexión especial con Katy, era como si ahí en la ciudad más hermosa del mundo, viviendo mi sueño, me hubiese encontrado a mi yo del pasado. Fue la capacidad de abrirnos a contarnos algo así de vulnerable, sin siquiera conocernos, lo que provocó ese encuentro tan sanador para ambas. Probablemente nunca la vuelva a ver, no intercambiamos teléfonos, pero no fue necesario. Estoy segura de que un pedacito de ella se quedó conmigo y que, si soy afortunada, en ella de mi también.

 

UNIENDO PUNTOS: VULNERABILIDAD

Tanto la historia de mi mejor amigo, como la de Katie y la mía, por diferentes que sean, nos hablan de una verdad universal: la verdad de cómo la tan mal juzgada VULNERABILIDAD es un portal de empoderamiento. Vivir tus procesos sin intentar controlarlos te lleva a encontrar los milagros en medio de la oscuridad.

A continuación algunos consejos para ser vulnerable, empoderándote en el proceso:

1) SIENTE LA EMOCIÓN: Sonará muy básico, pero en realidad la mayoría de las personas no sabe cómo sentir sus emociones. Comemos de más, nos drogamos, dependemos, todo con el propósito inconsciente de canalizar de alguna manera esas marejadas de emoción. La forma más efectiva de sentir tus emociones está en tus narices, literalmente. Sientes tus emociones proactivamente, con tu respiración. Inhala profundo, siente la emoción; exhala profundo, deja ir la emoción. Repite un mínimo de 5 veces. Asegúrate de que la respiración sea por la nariz y que el aire vaya al abdomen (respiración diafragmal), no al pecho. En este video te cuento cómo hacerlo con un ejemplo.  

2) REGULA LA EMOCIÓN: Hay momentos en los que, por más intención le pongamos, la marejada de emociones parece controlarnos. No nos aguantamos las ganas de llamar, escribir, llorar, gritar o recurrir a nuestras conductas compulsivas. En estos casos, las técnicas de regulación, como el Tapping, son muy efectivas. Aquí te dejo un video tutorial para que lo pruebes. Con mi amigo virginiano, el Tapping fue un éxito y tengo que confesar que a mi también me ha salvado infinito cuando he tenido momentos difíciles. Aunque al principio suene un poco complicado, te motivo a que la pruebes para que sientas sus beneficios instantáneos. Da click aquí para ver cómo funciona. La otra técnica que me funciona muchísimo (y todo el tiempo) son las afirmaciones de retorno. De ellas te hablé aquí.    

3) INTEGRA A TU CUERPO: Las emociones son la intersección entre la mente y el organismo, por eso se “sienten” en el cuerpo. Cuando estamos tristes, decimos que nos duele el corazón. Cuando sentimos ansiedad, experimentamos malestar en la panza, y así con las distintas emociones. Por esto es esencial tener presente al cuerpo en la regulación y contención de nuestras emociones difíciles. Evita en lo posible alimentos procesados como el azúcar y los almidones. Si fumas, recuerda que el cigarrillo, contrario A lo que se cree, tiene un efecto ansiolítico en el cerebro. Pareciera que te calma pero, realmente, te genera una mayor reactividad (además de lo tóxico que es). Mis recomendaciones: Practicar algún deporte cardiovascular (como correr al aire libre) es sumamente recomendable porque segregas endorfinas (neurotransmisor de la felicidad) y, además, descargas emociones acumuladas. El yoga y el tai-chi también tienen este efecto. Si no tienes mucha experiencia física, puedes salir a caminar, hacerlo rápido y escuchando música que te guste es sumamente beneficioso. Recorre una distancia considerable hasta que te sientas cansada y tu corazoncito esté latiendo más rápido. Notarás la diferencia.  

4) CUIDA TU DIÁLOGO INTERNO: ¿Cómo le hablarías a tu mejor amiga si estuviese pasando por algo parecido? Asegúrate de hablarte así, como lo harías con una persona que quieres. Evita juzgarte y decirte cosas como “eres una dramática”, “seguro me va venir la regla”, “¿por qué soy tan intensa?, “qué estúpida”, etc. Recuerda que tu inconsciente escucha todo lo que dices, el juicio y la autoflagelación son como echarle tanques de gasolina a una quemadura. Deja de resistir lo que sientes y dedícate a sentirlo de la forma más proactiva posible (ver tips anteriores)

5) DISTRÁETE: Este es un paso extra, pero importante. No es que lo tengas que hacer siempre, porque no se trata de evadir lo que sientes, pero sí se vale ponerte a ver un video gracioso (este logró hacernos llorar de risa a mi amigo y a mi) o llamar a tu mejor amiga a preguntarle como está. Salir de ti te ayuda a tomar perspectiva y regresar a la situación con un punto de vista más fresco. Recuerda que esto no tiene por qué ser un vía crucis, al contrario, déjate llevar por la vida hacia donde te sientas mejor.  

Espero que esta información te sea útil para ayudarte a sentir tu vulnerabilidad con valentía y hacer lo mejor de tu proceso.

RECUERDA: Lo que te rompe, te abre, y por esa apertura es que tu yo más empoderado puede florecer. No te niegues tu fondo.  

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