“Las historias que te cuentas, te terminan contando a ti!
Tarde o temprano en el mundo del desarrollo personal te vas dando cuenta que hay un mensaje que se repite constantemente, sea que sigas a Joe Dispenza, Tony Robins o Gabrielle Bernstein, sea que leas “Los cuatro acuerdos” o “El secreto”, en todas partes la misma verdad se repite: Lo que crees, creas
Nuestras creencias, expansivas o limitantes, son el origen de TODO lo que experimentamos y tenemos manifestado. Algo muy importante que resaltar es que una creencia no es lo mismo que un pensamiento, porque yo ahora mismo puedo cerrar los ojos pensar “soy multimillonaria” y cuando abro los ojos…pues no (todavía)
Una creencia es un pensamiento que se ha repetido tanto que se instaurado a nivel inconsciente y hasta celular en tu experiencia humana. Por lo mismo, cambiarlas no es tan fácil como decir un par de afirmaciones positivas. Una creencia tiene ríos neuronales que la activan en automático en nuestro sistema nervioso de una manera que se nos hace imperceptible.
Yendo más allá, tus pensamientos, emociones y acciones son como las ramas de un árbol, mientras que las creencias son las raíces de ese mismo árbol. La mayoría de esas creencias se instauraron en nuestra más tierna infancia (entre los 0 y 8 años) y diversos estudios en constelaciones familiares demuestran que muchas pueden ser heredadas de nuestros antepasados.
Es por eso que el proceso de disolver una creencia limitante y transformarla en una más expansiva toma tiempo, compromiso y enfoque.
AYUDA CÓSMICA
¿La buena noticia? las creencias limitantes no son parte de nuestra naturaleza, por lo mismo nuestra psique, universo exterior y hasta cuerpo hace todo lo posible para ayudarnos a expulsarla de nuestra sistema y transformarla en una más alineada con las leyes Universales. La vida hace esto a través del dolor y la incomodidad. Cuando no estamos alinead@s con la ley de la abundancia, por ejemplo, sentimos constantemente miedo a la carencia, envidiamos o nos comparamos con lo que tienen otras personas ¡esto es normal! porque estamos desalineados y sin estas emociones no nos daríamos cuenta.
La pregunta es ¿qué hacemos con esas creencias limitantes y el dolor que generan?, pues aquí viene el hack: nada.
Tú me dirás “Mariana estás loca ¿cómo que nada entonces me quedo así?”
A lo que me refiero con “nada” es que no hacemos nada desde nuestro ego o nuestra lógica, la mente que creó el problema no es la mente que va traer la solución. Lo que hacemos con las creencias limitantes es entregarlas a la fuerza Universal para que las transmute a su origen que es el amor. Puedes decirle a esta fuerza Dios, Universo, o dejarla en misterio si te sientes más cómod@, lo fundamental es que permitas que esa inteligencia tome el volante y te guíe en el camino a sanar esas creencias limitantes.
Parece fácil, pero no lo es, a nuestra mente le encanta controlar y sentir que está haciendo algo. Pero en realidad cuando forzamos la sanación solo estorbamos y nos lastimamos más, somos como un niño tratando de sanar la herida que se hizo rascándose en lugar de permitir que mamá o papá hagan su trabajo y le ayuden.
ACCIÓN INSPIRADA
Hace varios años atrás yo tenía un problema de salud mental que hasta ahora muchos psicólogos y psiquiatras dicen que es incurable: dismorfia por trastorno de alimentación. La dismorfia es verte al espejo y verte “gorda” cuando en realidad estás en un peso normal (o en mi caso en ese momento demasiado delgada). No sé cómo expresar el nivel de intensidad de esta distorsión, me tocaba el cuerpo y solo sentía “rollos”, me obsesionaba con entrar en una talla específica de pantalón y, por supuesto, vivía obsesionada con las calorías. No era agradable y aunque una parte mía racional sabía que no era real (ni realmente importante), la creencia de ser gorda y fea estaba instaurada. Las raíces de mi árbol estaban podridas, pero enquistadas en mi psique.
Como mencioné, muchos psicólogos me dijeron que lo que tenía era para siempre, que lo podría controlar para no hacerme daño, pero que siempre me iba a sentir un poco así. Fui a un centro de rehabilitación por un año y, aunque salí más saludable, la creencia seguía en mí y me decía a mí misma que era algo con lo que iba a tener que vivir para siempre.
Pero yo no quería ser esa chica obsesionada con las calorías y el peso el resto de su vida, yo sabía que tenía mucho para entregar y no quería desperdiciar más energía mental más en algo tan tóxico. Hasta ahora creo que mis ganas de SER una persona de peso normal y en una relación saludable con la comida fueron tan fuertes que atraje a mi vida el texto “Un Curso de Milagros”, ahí aprendí el poder de la entrega, de permitir que la vida hiciera por mi lo que yo con mi ego desesperado no estaba pudiendo.
En menos de un año después de hacer un trabajo de entrega constante (con muchas recaídas), empecé a darme cuenta que poco a poco pensaba menos en la comida, en mi peso y que me podía mirar en el espejo sin aterrorizarme. Fui siendo guiada a libros, maestros y personas que me ayudaron amorosamente a poner mi atención en mi bienestar, en mi radiancia y en lo mucho que tenía que ofrecer en la vida. Ahora, casi 10 años después, puedo decir con total honestidad que esa chica obsesionada con el peso ya no está conmigo, parece ser alguien que conocí en una vida anterior.
Te cuento esto, porque quiero que sepas que si yo pude transformar un trastorno mental que en teoría es “incurable” y transformarme en otra persona, tu puedes transformar tu inseguridad, tu pesimismo, tu dependencia emocional o cualquier cosa que te imagines. Tienes el poder. Solo tienes que darle a la vida un voto de fe, entregarle tu creencia limitante y luego tomar acción inspirada por esa intención. Esas acciones inspiradas vendrán a ti naturalmente, se sentirán como oportunidades, libros, maestros, clases, talleres, desafíos.
Ahora mismo puedes empezar, escribe en una hoja en blanco la respuesta a lo siguiente:
¿Qué creencia/s limitantes están impidiendo que viva mi presente en plenitud, confianza y abundancia totales?
¡Escribe! que no se quede en la nube de tu mente, da la milla extra por ti, verás que valdrá la pena. Ahora toma una respiración profunda y decreta conmigo:
“En este momento entrego la creencia limitante de____________________ y ELIJO abrirme a una nueva perspectiva. Gracias fuerza vital por mostrarme el camino de menor resistencia a mi poder personal. Estoy abiert@ a milagros”
Yeah baby!!! estás en camino, mantén tu presencia en el ahora y notarás cuando empiecen a enviarte las señales (desde afuera como personas o acontecimientos o desde adentro como pensamientos inspirados) que te empiecen a guiar en tu camino de manifestación de una mejor versión de ti.
No dejes de escribirme con lo que se vaya manifestando (puedes dejar tus comentarios abajo en este post) ¡a toda nuestra comunidad nos inspira y motiva saber los milagros que se van desarrollando! Finalmente, si sientes el llamado puedes unirte a este desafío de 11 días para volver a tu poder en donde estaremos profundizando más en este experiencia:
¡Gracias por leer esto tres hacks de manifestación! Espero de todo corazón que te sean de servicio.