Mariana Vásquez Hirsch

Psicóloga, astróloga y coach espiritual. Autora de dos libros y creadora de la membresía del Círculo de astromanifestación. Su misión es ayudar a personas a recordar su poder interno y desde ahí vivir una vida alineada con su potencial.

DISOCIACIÓN EMOCIONAL: ¿QUÉ TE NIEGAS A SENTIR?

 

“No puedes experimentar la vida sin sentir la vida” – Elisabeth Sue

Aprovechando que esta semana tenemos a Marte retrógrado cayendo en el nodo sur del karma (lo que, en pocas palabras, representa el dejar ir de un patrón masculino tóxico), quiero que hablemos de un tema que, aunque de nombre no se te haga familiar, estoy segura de que no te será ajeno en experiencia:  la disociación emocional. Este es un mecanismo de defensa de energía masculina (OJO: no solo de hombres) que utiliza nuestro ego para evitar sentir cualquier emoción que se nos haga incómoda, dolorosa o, hasta, insoportable. Toco este tema porque Marte está en el signo Acuario, un signo que tiende mucho a este tipo de patrón de conducta. Personas de sol, luna, ascendente o planetas personales en Acuario (o con fuerte energía uraniana) tienden a ser expertos en la disociación emocional.  

PERO, ¿QUÉ ES DISOCIAR?

DISOCIAR es desconectarnos de una experiencia, emocionalmente hablando. Una forma muy común y natural de disociación es la que se genera cuando nos producimos una herida muy grave en el cuerpo pero nuestro cerebro no registra el dolor sino hasta mucho después. Esa desconexión es un tipo de disociación instintiva y orgánica.  Desde un punto de vista psicológico, hay que tener claro que disociar es un mecanismo de defensa y, como todo mecanismo de defensa, ha de ser honrado pues, en muchas ocasiones, nos salva de algo que -creemos- no podríamos tolerar. Cualquier mecanismo se genera justamente por eso: para defendernos. No nos defendemos porque seamos malas personas, ¿verdad? Nos defendemos porque tenemos miedo. En el caso de la disociación emocional, el no sentir ciertas experiencias nos permite poder seguir viviendo sin estar 24/7 procesando nuestras experiencias dolorosas.  ¿No te ha pasado alguna vez que conoces a una persona que dice que siempre está bien pero algo en su vibra se siente un poco off?  Es como si estuviese mintiendo sin saber que está mintiendo, está disociada(o) de algo o muchas cosas. Tal vez a ti misma(o) te ha pasado que terminas con alguien o pierdes a algún ser querido pero no llegas a llorar la pérdida. O, sin ir muy lejos, al ver a una persona en la calle pidiendo comida o abrigo, tienes que aplicar un poco de disociación para no deprimirte por la cantidad de pena que hay en el mundo. Disociamos más seguido de lo que pensamos.   

ENTONCES, ¿CUÁL ES EL PROBLEMA?

El problema es que, llevada al extremo, esta tendencia genera problemas para conectar con nuestra verdad y generar vínculos auténticos en nuestro entorno. Aún más importante: si no nos permitimos sentir nuestras experiencias dolorosas, no podemos llegar al fondo de ellas y encontrar el aprendizaje que nos traen. Placentero o no, SENTIR es un requisito inevitable para evolucionar. Todo aquello que no aceptamos lo terminamos atrayendo en personas y situaciones que nos lo ponen de espejo hasta que aprendamos a integrarlo nuevamente. Es así que se originan los patrones.  De nuevo, todo aquello que nos negamos a procesar emocionalmente se queda como una “tarea pendiente” que luego se activa en situaciones que, muchas veces, nada tienen que ver con el origen de la experiencia. Por ejemplo, conocí a una mujer que había perdido a su hijo pequeño hace más de una década pero nunca había vivido el luto como era debido (apenas había llorado, según me contó). La razón por la que vino a mi consulta era porque tenía constantes crisis de ansiedad y muchos conflictos con su actual pareja. Después de varias sesiones, nos quedó clara que la razón de su ansiedad crónica era el trauma no procesado y tuvimos que empezar por ahí. Lo más complejo de este mecanismo de defensa es que es muy difícil de atrapar” a solas pues, justamente, tu lado consciente está invertido en continuar con la negación. Tu ego está convencido de que “no pasa nada”. La mayoría de veces necesitamos que alguien nos lo diga de frente o que algún estímulo externo (como una película o una discusión fuerte) active la emoción embotellada para que nos demos cuenta de que algo no ha sido tomado en cuenta.   

¿QUÉ HAGO SI SOSPECHO QUE ESTOY DISOCIANDO?

Si algo de lo anterior te ha hecho eco es porque, probablemente, algo disociado en ti esté listo para volver a integrarse y evolucionar. En ese caso, estos son mis principales consejos: 1) Realiza  afirmaciones de retorno a diario y seguido con ese tema que te agobia. Por ejemplo: “Aunque en este momento mi ego crea que no siento nada por haber terminado con Fulanito, estoy dispuest@ a sentir lo que sea necesario para trascender la experiencia y dejarlo atrás de verdad” . Si no sabes lo que son las afirmaciones de retorno, escribí un post completo sobre ellas aquí . 2) Lleva un diario de sueños. Todo aquello que disociamos se almacena en el inconsciente (esa parte de nuestra mente de la que no tenemos registro) y, adivina cuál es el momento en el que el inconsciente está más a la superficie… ¡pues mientras duermes! Está comprobado que, cuando llevas un diario de sueños, te acuerdas más vívidamente de lo que sueñas y, además, tus sueños te empiezan a dar mensajes sobre lo que estás disociando. Yo lo he experimentado y funciona todo el tiempo. ¡Atrévete a experimentarlo! 3) Aprende a sentir. De nada sirve que recuerdes o sepas de qué te estás disociando si, igual, te resistes a sentirlo, ¿cierto? Aplica este ejercicio y este otro para aprender a regular y transmutar tus emociones. Es menos difícil de lo que tu ego quiere hacerte creer. 4) Aprende sobre el poder de la vulnerabilidad. Si todavía, en alguna parte de ti, crees que ser vulnerable equivale a ser débil, este artículo es para ti: aquí. Aunque la mayoría de estos mecanismos de defensa nos vengan de la infancia y, por lo mismo, tomen tiempo en ser sanados, el esfuerzo lo vale. Cuanto menos disociación tengamos, más conexiones auténticas y expresiones genuinas de nuestra esencia podemos compartir con el mundo. Te invito a que hagas un autoanálisis sobre este tema y te atrevas a dejar ir patrones de conducta que surgen de las disociaciones que puedes estar teniendo.  Si tienes preguntas o comentarios sobre este tema, déjalos abajo y así todos aprendemos juntos.

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