En mi vida y, en la de todos los que conozco, siempre hay momentos en donde las cosas no parecen ir de acuerdo a lo planificado. Cuando lo que deseamos de corazón no está viniendo en los tiempos y formas en las que nos gustaría es natural irnos al modo “víctima” (¿Por qué a mí?) o al modo juez (¡claro que a mí! si no soy lo suficientemente xxxx)
El problema cuando escuchamos a cualquier de estas dos voces es que nos estamos perdiendo del viaje. Imagina que estás en un auto con una dirección clara, es un road trip a un lugar lejano y desconocido, la ruta es larga y exige hacer paradas. Hay dos maneras de vivir el viaje:
Opción 1: Enfocándote en lo que falta para llegar, en porqué todavía no estás ahí, en que odio mi carro porque es muy lento, etc.
Opción 2: Disfrutando del viaje, aprendiendo en cada parada, y dando tu 100% para que el viaje te sea fenomenal incluso en los retrasos o desvíos.
La segunda opción, aunque exige más disciplina mental y paciencia, te garantiza que llegarás al destino transformada en una mejor versión de ti mism@, no te faltará energía (porque estás de buen ánimo) y tampoco creatividad para encontrar soluciones innovadoras.
Al contrario, la primera opción te garantiza sufrimiento y, la mayoría de las veces, el abandono del viaje.
Sí, yo sé que no es fácil mantener la fe cuando el desvío es tan grande que, literal, no tienes idea de si estás tomando la ruta correcta. Pero aquí estoy para recordarte que, a tu costado, tienes un copiloto espectacular: Tu yo superior.
El problema es que cuando estás en víctima o juez JAMÁS puedes escuchar a tu yo superior. El/ella siempre te está hablando, dándote guías y señalándote el camino, pero la juez y la víctima suelen comunicarse gritando.
Mi técnica:
Cuando estoy en esos momentos en los que me agarro en víctima o juez, lo primero que hago es buscar un espacio a solas y escribir todos mis pensamientos juzgones, victimistas o catastróficos. Luego de eso, al tener claros qué pensamientos limitantes me tienen bloquead@, procedo a entregar mis miedos y preocupaciones al Universo.
Hay muchas maneras de hacer esto, pero la que más me funciona es hacer la meditación “Entrega tus miedos y preocupaciones” (que creé especialmente para compartirlo con más personas). Si estás en el círculo de astromanifestación la tienes disponible entre tus muchas meditaciones.
Luego de hacer esa entrega, me quedo con la energía más ligera, y procedo a hacer la siguiente oración:
“Estoy dispuesta a ver nuevas perspectivas más allá de mi percepción actual, estoy abierta a una nueva manera de ver esta situación. Estoy abierta al regalo, gracias Universo por enseñarme el cómo. Gracias, gracias, gracias”
Cuando es algo muy fuerte, hago este ejercicio diario por lo menos tres días consecutivos. Luego de esto generalmente mi angustia se disuelve y, como magia, comienzan a suceder situaciones que transforman la situación que antes me hacía sufrir. Muchas veces esas situaciones pasan a través de mi (como nuevas ideas o, simplemente, una distracción nueva que me saca del tema que me estaba torturando, cosa que al volver, lo veo distinto).
Todo está yendo de acuerdo al plan alma bonita, solo tienes que escuchar el camino, abrir la mente, y conectar con tu sabiduría interior. Tu puedes, estamos junt@s en esto.